Por: Juan Cataño Bracho
Según Antoine de Saint-Exupéry: El centro del ser humano es identificar su vocación, el llamado interior que le reclama desarrollar su mejor potencialidad. Todos tenemos alguna habilidad que rebasa el resto, es la actividad que más disfrutamos, es la esencia de nuestra naturaleza; quien disfruta de pintar debe pintar toda su vida; a quien le llena de alegría construir debe construir; quien se complace en dar clases ha identificado que su vocación es ser maestro; de hecho, todos los seres humanos nacemos con una vocación determinada y el mundo es mundo porque afortunadamente todos los seres humanos somos diferentes y singulares.
La persona que identifica su centro y se atreve a encontrarse en él, ha logrado identificar el camino a su plena realización; ha descubierto una forma diferente de existir; ha reinaugurado su forma de vivir; se ha atrevido finalmente a ser el mismo., es más ya no existe para él el paradigma de trabajar y descansar – forma inútil en la que dividen la vida los mediocres – , pues todo lo que observa, estudia, medita, tolo lo que percibe, lo suma a su centro como si fuera su gran centrífuga que absorbe todas su vivencias.
Todos los seres humanos tenemos una vocación, un llamado, pero cabría preguntarnos ¿y quién llama? Estoy convencido de que nuestra existencia no es producto de la casualidad, todos tenemos una misión que cumplir, por alguna cosa, para lograr un mundo mejor.
La corriente de la evolución nadie la puede detener, el mundo actual es mucho mejor que el mundo de ayer; las vidas que se han atrevido a vivir en su centro nos han heredado un mundo más humano y justo, y algunos – consciente e inconscientemente – se han convertido en co-creadores de la obra de Dios, su vida ha sido útil para el resto de la humanidad legándonos ya sea una vacuna, un avance tecnológico, una poesía o sencillamente una vida dedicada con pasión a la tarea de educar o de formar una familia con dignidad, honor y amor a los valores universales.
No debemos renunciar a nuestro llamado interior y es responsabilidad del líder despertar a sus seguidores para que se atrevan a ser ellos mismos. Si encuentran su centro en los ideales que él propone, el líder habrá logrado conquistar seguidores que lo harán trascender. Si por lo contrario, despiertan e identifican otro centro, el líder autentico se sentirá igualmente satisfecho, pues ha logrado integrar un colaborador más en una misión diferente, pero finalmente una misión que complementa y colabora con la creación de Dios.
Bajo estos principios y axiomas, la Institución Educativa Juan Mejía Gómez, tuvo a bien llevarle a los estudiantes una conferencia- taller, en el programa de Potenciación Tricerebral, neurociencia educativa aplicada, dirigida por el coach educativo, Elvis Narváez Castro, en búsqueda de la construcción de proyecto, propósito y sentido de vida desde la Tridialéctica, dirigido a la orientación profesional de los grados décimos y undécimos.
Los estudiantes se vistieron y desempeñaron el rol de su futura profesión; un proyecto orientado por la especialista Ana Esther Riaño Herrera, con el apoyo de rector, Jaccenides Martínez.
Felicitaciones por la creatividad e iniciativa con la que siempre nos sorprenden desde el sector educativo de Chiriguaná en donde, abundan los modelos de lo que es la verdadera vocación, con lo cual cada año aumenta el número de profesionales oriundos de éste municipio del Cesar, con lo que se hace más evidente el dicho de que allí “la inteligencia es peste”. ,