Por: María Paola Cataño Baute
Sólo puedo darle gracias a Dios por este hermoso tiempo en el que más allá del privilegio de tener trabajo, pude aprender cada día de personas a las que verdaderamente admiro, me enseñaron con su ejemplo sobre sabiduría, prudencia y que la vocación de servir conlleva un gran sacrificio: Poner siempre la otra mejilla.
Ayer se empezó a escribir un nuevo periodo que sé que no será inferior a lo que se ha construido, y sólo deseo que todos podamos unirnos en un mismo anhelo de colaboración y progreso en el que no pensemos en colores sino en desarrollo.
A nuestros gobernantes tenemos que bendecirlos, arroparlos y pedir siempre a Dios les conceda sabiduría. No seamos aquellos que desean su fracaso, es el primer escalón para que todos fracasemos.
A ti, que aún no ves llegar tu momento, te abrazo, pido al Señor que te fortalezca, que guarde tu corazón de odios y resentimientos. Se paciente herman@, a todo el que obra bien Dios le reserva un lugar en la mesa. Recuerda que cada persona, por prosperado que le veas carga una gran cruz a cuesta, se empatico y solidario. Dios sustenta, Dios alienta, Dios prepara y Dios da.
A mis jefes y líderes naturales; Luis Alberto Monsalvo, Cielo Gnecco de Monsalvo, William Romero Ovalle y Juana Pacheco Sotto, a mis compañeros y amigos: Gracias por la confianza y por tantas enseñanzas, toda mi gratitud y lealtad por siempre.