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Luis Pitre, un juglar en el olvido (1868 – 1948)

Por: Armando Luis Pitre Cañavera – Estudiante de Comunicaciòn Social

“Con Pitre no hay quién pueda, con Pitre no hay quién se meta, la mujer que quiere a Pitre no se pone pantaleta”.

Cuando pisé por primera vez tierra guajira, Fonseca, tuve una sensación muy peculiar, un olor intenso a vallenato con una combinación perfecta de esos paisajes que se tornan de un color cálido y brisa árida característico de la guajira, lo cual me transporto a recordar a ese juglar que en muchas canciones lo nombran, famoso, un apellido extraño, pero con mucha historia, si, un registro intenso e interesante en la música vallenata. 

Pero como las casualidades de la vida son importantes, cuando uno busca este tipo de historias, tuve la dicha de encontrarme y entablar una conversación con uno de los nietos del señor Luis pitre, en donde con mucho orgullo, picardía en su rostro, me dijo que fue acordeonero de gran renombre, afirmando así su fama en el Magdalena Grande. Su habilidosa nota y porte guajiro le permitieron conquistar, además de la fama, los corazones de las mujeres de la zona. 

“Hablando sobre el abuelo mío, que fue el que interpreto el acordeón y también toco la caja ,las que tocan los vallenatos , este señor se casa con varias mujeres , y tuvo 36 hijos , ese famoso luis pitre que entre otras cosas , Valledupar , en vez de tener como representante de su música , y con todo el respeto que se merece la música vallenata , que nosotros le llamamos provinciana , en vez de tener a este señor Francisco Moscote, el famoso “Francisco el Hombre”  debía de tener es a Luis Pitre, dueño de la tarima, que hoy en día se llama francisco el hombre en Valledupar .”

La música vallenata, nace en La Guajira, el acordeón llega por Riohacha, así como llego por primera vez de las Antillas holandesas, Marten Pitre, papa de ese gran juglar, no existía muchas personas que se preocuparan porque esta música surgiera, que para los guajiros tiene el nombre de provinciana.

En la versión más difundida de esa leyenda, la que perpetúa el mismo Gabo, se cuenta cómo este acordeonero autodidacta se enfrentó con el mismísimo diablo en un duelo de voces alternantes. Ese enfrentamiento improvisado de cantos y acordeones, vale decirlo, se mantiene hoy vivo en la tradición de la piquería, un equivalente vallenato de la trova paisa o el contrapunteo llanero. Pero en Fonseca, a mitad de camino entre Riohacha y Valledupar, aseguran que el primer juglar que recorrió la vieja provincia de Padilla, el Valle de Upar y los pueblos de la Ciénaga cantando las noticias y amenizando las parrandas al son de su acordeón fue Roque Pinto, fallecido aquí mismo, en su pueblo natal, en 1920. Y en esa versión fonsequera de la historia el rival de Moscote no fue Satanás sino Luis Pitre, el segundo después de Pinto en la dinastía de grandes intérpretes locales de la música provinciana, aquélla que más adelante bautizarían vallenata.

En las leyendas guajiras, se ha logrado hablar muchas veces de la riña, que tuvo, francisco Moscote con el diablo, que siempre  las personas de los pueblos lo han logrado mostrar como el hijo de Dios, y que gente maldita como el diablo, va a toca acordeón, si un diablo, tocaba acordeón, entonces es el rey del mundo.

Resulta que por Macho Ovallo, posaba mucho Francisco el hombre con su acordeón y un día el señor Luis Pitre, con su acordeón en burro, se tropezó con Francisco Moscote, su gran contrincante  y le dice : “ te voy a tocar primero es la caja, pa` que veas como es que se toca “ y la gente cuando toco el acordeón  le dijo: ¡Te salió el diablo!. Ese es el famoso dicho de la contienda del juglar, como Luis Pitre, siendo negro, por el color, las personas le llamaron el diablo. Esa es la razón, afirma el nieto, por la que se habla mucho de la pelea entre Luis Pitre y Francisco el hombre.

“Bastante lamentable, que en este festival no se haya mencionado el nombre de luis pitre, que con francisco el hombre, vinieron a formar sentir del acordeón, la historia así lo dice”.

Muchos se preguntarán, porque este juglar no se escucha su nombre en la historia del vallenato. No se tendría registro de la existencia del juglar, de no ser por compositores como el desaparecido Carlos Huertas que en su canción “El cantor de Fonseca”, revive a los acordeoneros que ante sus ojos interpretaron el instrumento alemán: “Yo vi tocar a Santander Martínez, a Bolañito, a Francisco el Hombre; A Lole Brito, al señor Luis Pitre, los acordeones de más renombre”.

Lastimosamente no hubo relevo generacional y es necesario recoger la memoria musical fonsequera hoy pérdida como lo denuncio Carlos Huertas en su nostálgico canto de versos que nos duelen a todos los guajiros:

Pobre mi pueblo, pobre Fonseca

Que se ha quedado sin ruiseñores

Unos se fueron, otros murieron

Siempre cantándole a sus amores.

La presencia de Luis Pitre, oriundo de Fonseca, tiene vigencia en los vallenatos de Huertas, quien destaca al emblemático juglar en su canción “Tierra de Cantores”. “Hoy se encuentran los retoños de viejos compositores ¡Surgirán composiciones como frutos en otoño!  Y en este nuevo retorno, por lo que se trata y dice, el recuerdo de Luis Pitre. Luis en lontananza, crecerá con la esperanza de un pueblo que lucha y vive”.

El vallenato sigue siendo una fuente de información veraz , al documentar, en la tradición oral, la remembranza de compositores e intérpretes que hicieron historia.

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