Por: José Ceferino Nieves Orozco
Nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos. Juan 15,13
Así lo hizo el sacerdote italiano, Giuseppe Berardelli, de 72 años, quien se encontró con ese instante y supo que su destino era el sacrificio, pensar en el otro y poner la otra mejilla.
Este cura que trabajaba en una iglesia de Lombardía, la ciudad más afectada en Italia por el coronavirus con más de 30.000 contagios y 4.178 fallecidos, le dio su respirador a un joven también contagiado, con el fin tratar de salvarlo.
Las preguntas que me hago y que te hago son: ¿Estoy o estás dispuesto a regalar un mes, un día, una semana, una quincena, una hora de sueldo, a costa que mi familia se quite el pan de la boca para ver a un vendedor ambulante o a un indigente comer, porque le han exigido acuartelamiento de primer grado?.
¿Estás tú y estoy yo dispuestos a deshacernos de toda esa ropa que está en el closet o escaparate y que tienes o tengo meses que no utilizo?
¿Estás tú y estoy yo dispuestos a quedar descalzos y hacer entrega de todos aquellos pares de calzado y chanclas que tienes y tengo en el closet o escaparate llenos de telaraña y polvo?
¿Estás tú y estoy yo dispuestos a hacer entrega de esa (s) colonia, desodorante, máquinas de afeitar, jabones y toallas para que alguien de la calle huela bien y mejore su presencia, estado de ánimo y autoestima?
¿Estás tú y estoy yo dispuestos a incomodarnos y salir de la zona de confort y regalarle una noche, un día, una semana, quince días, un mes, o adoptar por siempre a alguien que no sea sangre de tu sangre y hueso de tus huesos?.
La Galilea de la que nuestro Señor Jesús nos habló un día, no es la que está ubicada en el mar mediterráneo, esa Galilea está en los eslabones de la cadena de los más vulnerables y débiles de tu familia y la mía, puede estar en un vecino al que miras y miro con indiferencia, puede estar en tu misma iglesia o comunidad, puede estar al otro lado donde están los despreciados, los desechables, los mal olientes, los que nadie quiere que se le acerquen y mucho menos ahora en tiempos de Covid – 19.
En verdad que ese estilo de vida que vivió Jesús de Nazaret y que te invita a ti y me invita a mí a vivir; es como algo raro y extraño y nos la pone de para arriba.
Y en todos estos días he reflexionando acerca de todos los “ismos” a los cuáles debo derribar sus viejas estructuras y desprenderme en esta cuarentena y que debo sepultar y mandarlos al infierno, para luego trascender y subir a los cielos; ellos son: El egoísmo, el individualismo, el machismo, el terrorismo, el cinismo, el racismo, el abandonismo, el alarmismo, el alcoholismo, el analfabetismo, el anarquismo, el antagonismo, el anticlericalismo, el anticoncepcionismo, el ascetismo, el automatismo, el autoritarismo, el estigmatismo, el belicismo, el caciquismo, el canibalismo, el conformismo, el cretinismo, el derrotismo, el dogmatismo, el donjuanismo, el egocentrismo y el fanatismo, etc.
De pronto quedan otros por allí muy ocultos y que todavía no se han revelado. Pero la tarea es larga. La invitación es a sacar el lado bueno y amable de cada uno de nosotros y ponerlo al servicio de los demás.
Un abrazo fraterno.