Por: Carmen Ligia Querúz
Amigos y amigas, hoy amanecimos con una grata noticias, que es digna de compartir:
En dialogo con Nuestro Gran referente y orgullo chimichagüero Camilo Namén Rapalino me mandó, de una, una Bomba, por la que dijo sentirse muy feliz: La universidad Simón Bolívar de Barranquilla decidió otorgarle el título de Doctor Honoris Causa en Sociedad Cultural Caribe a este gigante trovador de la canción vallenata.
Por mi sensibilidad humana y mi arraigo chimichagüero, quedé Muda de la Emoción…sólo atiné a decirle: “eso y mucho más te mereces, Camilito. Chimichagua, alborozada, te envía mil felicitaciones”.
Emocionado, Camilo, siguió diciendo: Pronto te llegará un Libro a Ti y a otros amigos que me da la universidad, “Resaltando el magno acontecimiento para Mí, que hoy comparto y ofrezco a mi Pueblo”.
Cabe destacar que “Camilito” ha sido un afortunado, un mimado de los dioses del Olimpo, bendecido por Dios Todopoderoso y el hijo consentido de la Inmaculada Concepción, patrona de los chimichagüeros, a quien ama con delirio.
Como si fuera poco, rompió un paradigma: ser profeta en su tierra”. Nos ha enseñado valores con cada una de sus canciones, recomendadas por la UNESCO, pues en cada una nos deja una enseñanza, un Mensaje; en las que le canta, entre otras cosas, al amor filial, al paisaje, a la tierra donde nació, al amor de la mujer que lo enloquece, a la amistad, al amigo que partió, al despecho, al encuentro con el diablo y a su lejana juventud. Y es que Camilo Namén Rapalino no oculta el orgullo por su origen humilde, enalteciendo la nobleza del trabajo desde su más tierna edad.
Como paisana de “Camilito”, como cariñosamente le llamamos, puedo dar fe de que nadie permanece indiferente, sin que se le muevan las más sensibles fibras de su ser, al abrirse un acordeón en horas de la madrugada, y oír los versos de “Recuerdos de mi Pueblo”, sobre todos si se está lejos de la amada tierra, en una taberna del paramo; y que decir en otro país.
Por lo anterior, le doy un reconocimiento a una vida limpia, que sin venir de la academia nos ha enseñado y dejado huellas, mejor que el más Grande de los Maestros. “Camilito”: disfrútalo como el verdadero juglar que eres, quien nos ha dejado con sus mensajes cantados y con ellos una huella en cada paso que das con la humildad que jamás te ha abandonado.