Por: Juan Cataño Bracho
Nació en el municipio del Paso, en 1923. Hijo de Andrés Leopoldo Gullo Guillen, oriundo de El Paso, y de Antonia Martina Fragoso González, oriunda de Codazzi, pero con raíces en Caracolí Sabanas de Manuela, municipio de San Juan Del Cesar, en La Guajira. Nieto de Andrés Gullo Gonshitre, italiano, nacido en la ciudad lacustre de Scallea.
Cursó sus estudios primarios en Fundación Magdalena en donde tuvo la oportunidad de conocer a Luís Enrique Martínez cuando este se desempeñaba arreando agua para abastecer a la población y se cruzaron cuando Gullo llevaba una recua de burros para vender en Fundación, dada la imposibilidad del transporte de tracción mecánica.
Casado con Carmen María Romero Aguirre, a quien le compuso la canción Donde Quiera que Vayas, grabada por Luis Enrique Martínez, Julio de la Ossa y luego retomada por el Binomio de Oro.
Trabajó con el Ministerio de Comunicaciones de Colombia, en donde se desempeñó como telegrafista durante nueve años, entre los que estuvo cuatro años en la central de Barranquilla. Fue pensionado.
Sobre su historia musical, que cree la hereda de su padre quien era acordeonero. La primera “melodía” la hizo a la edad de nueve años, en momentos en que acariciaba un hermanito que estaba llorando.
En sus inicios de compositor le producían grata impresión las canciones de Emiliano Zuleta Baquero, de Lorenzo Morales, Eusebio Ayala y Octavio Mendoza “el negro Mendo”, entre otros. Considera que el músico es determinado por las circunstancias en las que viva, de las que va captando las impresiones del ambiente y va moldeando su estilo.
Con relación a su gusto por otras tendencias musicales se reconoce admirador de las rancheras mejicanas de las que estima su temática es muy similar a la Vallenata que narra las costumbres nuestras.
Hizo parte de la legendaria agrupación “Los Playoneros del Cesar” en donde se desempeñaba como cantante – guacharaquero, agrupación de la que hacían parte los también compositores Eliécer Fragoso, Miguel Janeth, “Wicho” Sánchez, entre otros.
Entre sus aficiones musicales está la de interpretar la dulzaina, violina o armónica que dice tocar muy bien, aunque asegura que ejecutar un instrumento, en su caso particular, no es determinante para componer una canción.
Al igual que todos los autores de su época sus obras son inspiradas en la realidad, en vivencias personales y en sucesos que le referían sus amigos, en los que refleja el valor de la amistad, las costumbres regionales y la nostalgia que transmiten los paisajes, como lo certifica la alegoría al Puente de Mariangola, que describe la majestuosidad de la naturaleza.
Este tipo de elementos le permiten a Gullo Fregoso definirse como un compositor natural que recogía las melodías que le llegaban del ambiente, mediante la presencia de un paisaje llamativo o de una mujer bonita. Estas creaciones las ponía a prueba a través de las parrandas o reuniones de amigos y al término de dicho ejercicio se originaba el producto final.
Es un autor que ha recibido una gran influencia del ambiente rural en donde pasó la mayor parte de su infancia, lo que le reportó su instinto natural para la inspiración. Tal como se refleja en las “Costumbres Viejas” en donde rechazas las corrientes modernistas, se ratifica conservador y romántico.
Fue, como todos los compositores de su época, un enamorado de las labores del campo, por la natural vocación agropecuaria del vallenato, inclinación por la cual llegó a desempeñarse como administrador de los cultivos de algodón de Roberto “El Turco” Pavajeau en cuya relación obrero-patronales conoció a la entonces niña Lina María, hija del turco quien le inspiró la canción que lleva su mismo nombre. Por su origen rural fueron en él recurrente las comparaciones entre el comportamiento humano y las especies naturales, como ocurre en el merengue titulado El Colibrí.
Reconoce que el canto es para él un vehículo eficaz para contar lo que piensa y para expresar lo que siente, motivado por factores especiales que le traen la inspiración. Cuando le llega la inspiración sufre una visible transformación que pareciera embriagarle demasiado hasta llevarle al clímax del goce, así ocurre en La Despedida.
Considera que, a pesar que siempre hay un motivo especial que inspira la canción, el mensaje debe hacerse con equivalencias universales. Así lo expresa en un canto de filosofía universal que nace de la reflexión sobre el estado que produce en el hombre el enamoramiento.
Su canto es producto de la realidad misma que vivencia en su trasegar cotidiano tal como lo recrea en las Costumbres Regionales, en donde cuenta la sensación que percibe de una de las costumbres nuestras como son Los Paseos, normalmente al campo en la orilla de un río, con un buen sancocho y un conjunto vallenato de donde se deriva la creencia según la cual: Las costumbres reflejan la vida de los pueblos que marcan su ritmo según sus aspiraciones.
Luciano Gullo Fragoso, falleció en Valledupar el 31 de diciembre de 2014, a la edad de 91 años. Su último lugar de residencia lo estableció en el barrio Sicarare de Valledupar.