Por: Juan Cataño Bracho
“Los protagonistas de una época son personajes que vivieron en un determinado periodo histórico y que pueden ser artistas, galeristas o personas retratadas. A través de ellos se puede conocer cómo era la época, las dificultades que enfrentaron y los acontecimientos que marcaron su vida.
Los protagonistas de una época histórica pueden ser personas que han influido en el mundo, como líderes, genios, estadistas, entre otros”. Aunque no nos hayamos dedicado de lleno a identificar las diferentes épocas que han marcado la historia del vallenato, no hay duda que este género musical se ha desarrollado por épocas, unas más largas que otras, a través de las cuales se pueden distinguir características geográficas, económicas, políticas, históricas, sociales, culturales, etc., que han marcado tendencias y nos permiten identificar a los personajes que han influido para introducir, mantener, posicionar, revolucionar o expandir las fronteras del género.
Sin duda que el vallenato no ha sido el mismo durante la época de la ruralidad, el aislamiento, los pequeños caseríos, los pueblos, las ciudades, las metrópolis, y, ahora que se han destruido los nichos culturales, con el auge de los medios de comunicación y las redes sociales, estamos en pleno apogeo de la aldea global. Hay características que son propias de la época de los iniciadores, de la época de los juglares, de la época de los músicos completos, de la época de los innovadores, de la época de los compositores, de la época de los solistas, etc.
Algunas épocas siguen aportando paradigmas, algunas se han rezagado, sirviendo sólo de alternativas de aprendizaje, y otras se han mantenido latentes, pero no han desaparecido por completo. Pero todas han tenido sus aportes a la diversas “escuelas del vallenato”. Entiéndase por escuelas no épocas de enclaustramiento, sino referidas a tendencias musicales o artísticos. Esto ha marcado las tendencias, los espíritus de las épocas, las estratificaciones, los accesos, las discriminaciones, los estilos, las instrumentaciones, las preferencias y/o las aceptaciones, permanencias, auges y selecciones naturales.
La selección natural “Estrictamente hablando, se define como la supervivencia y reproducción diferencial de los fenotipos de una población biológica. La formulación clásica de la selección natural establece que las condiciones de un medio ambiente favorecen o dificultan, es decir, seleccionan la reproducción de los organismos vivos según sean sus peculiaridades. La selección natural fue propuesta por Darwin como medio para explicar la evolución biológica. Esta explicación parte de tres premisas; la primera de ellas es que el rasgo sujeto a selección debe ser heredable.
La segunda sostiene que debe existir variabilidad del rasgo entre los individuos de una población. La tercera premisa plantea que la variabilidad del rasgo debe dar lugar a diferencias en la supervivencia o éxito reproductor, haciendo que algunas características de nueva aparición se puedan extender en la población. La acumulación de estos cambios a lo largo de las generaciones produciría todos los fenómenos evolutivos”. Ante todo, esto, en el vallenato estamos en la discusión sobre que es más poderoso a la hora de determinar la capacidad artística si la condición genética, que a veces se designa como “vena musical”, o la situación ambiental, que la antropología denomina “determinismo ambiental”. Sobre esto, parece ser que nos estamos poniendo de acuerdo en que la participación es equitativa: 50 y 50.
En mi caso soy de los que creen que el medio ambiente es determinante. De aquí han surgido las conocidas Dinastías que soportan la vigencia del vallenato. “El determinismo ambiental es la teoría que sostiene que los factores físicos del entorno influyen en las actividades y el desarrollo de las sociedades”. Esta influencia en el vallenato la refuerza el Maestro Rodolfo Castilla Polo cuando afirma que “a los Castilla nadie nos presionó o nos enseñó a tocar la caja, cada uno de nosotros se hizo cajero por iniciativa propia, a partir del ambiente que generó mi papá Cirino Castilla”. Prueba de esto son, según el Maestro, la diversidad de estilos, o golpes, que subsisten entre ellos.
Dentro de los grandes protagonistas de la historia de la música vallenata, se debe inscribir a Omar Geles Suarez, cuyo ciclo de producción se ubica entre 1980 y 2024, 44 años en los que hizo presencia como acordeonero, empresario, compositor, productor y canta autor.
Su presencia en la historia del vallenato está referida a la de gran cultor con cuya actividad le dio un gran impulso a la cultura vallenata, que significó un nuevo estilo, al interpretar el acordeón, y una nueva tendencia en cuanto al motivo para hacer canciones, sobre todo de cortes más universales, básicamente inspiradas en el amor.
No hay que desconocer que, como se sabe, el vallenato nació en un ambiente de aislamiento en donde imperaba la comunidad rural y de allí el mensaje del canto de entonces, referidos a la interacción del hombre y ese entorno rural.
En la década de los años 80, cuando aparece Omar Geles en el ámbito musical, se percibía un equilibrio entre la población rural y urbana, mientras que a partir de 1990 ya la población empieza a tener una mayor concentración urbana. No olvidemos que los actores culturales “impulsan y participan en las prácticas culturales de una sociedad. Son agentes que analizan y dan respuesta a las necesidades de la sociedad”.
A Omar Geles se le debe considerar un “agente cultural que analizó e interpretó la realidad de la sociedad y produjo respuestas a sus demandas culturales. La gestión de Omar Geles le permite ser considerado como un Icono Cultural dentro del imaginario Vallenato ya que, no sólo es, ampliamente conocido, sino que contribuyó a divulgar la razón de ser de la forma que tenemos los vallenatos de asumir la vida.
Omar Geles no solo cambio su vida y la de su núcleo familiar, sino que, como actor sociocultural, representa los rasgos, valores, creencias, costumbres y tradiciones que distinguen e identifican al ser vallenato, por lo tanto, con su arte generó un gran impacto social.
Cuando Omar Geles nació, por lo menos para la música, ya nuestra sociedad ya había superado la “creencia” de que ser músico equivalía a estar tocado por el vicio y el ocio. Seguramente, basado en la prosperidad económica y la resonancia que habían logrado algunos de los protagonistas que surgieron a instancias de Los hermanos López (Jorge Oñate, Poncho Zuleta y Diomedes Díaz, entre otros).
nueva realidad que, con el inicio del Festival de la Leyenda Vallenata, permitió que los padres ya, no solo se oponían a la elección musical de sus hijos, sino que los acompañaban en su interés de emular a sus maestros, sino que le empezaron a patrocinar en sus elecciones.
Es así como Omar Geles, en un caso que se ha repetido en muchos otros casos, se benefició del interés de su padre, Roberto Geles, que se interesó en que su hijo Juan Manuel aprendiera a tocar el acordeón, adquirió uno de estos instrumentos, sucediendo lo que ya todos sabemos que sucedió. Además, nació musicalmente en una época en que ya el Valle de Upar no era una zona afectada por el aislamiento. Era la época de la plena expansión de las carreteras y el advenimiento de nuevas formas de comunicación, el surgimiento de las emisoras en la Frecuencia Modulada (la banda FM), el pleno desarrollo de la TV y el posicionamiento de diversos periódicos en la región. Eso contribuyó a una nueva circunstancia a la que entró a influir, musicalmente, Omar Geles.
Lo anterior indica que Omar Geles no formó parte de los Clásicos del Vallenato, cultores en una época en que el Valle de Upar se enfrentaba al aislamiento y no le quedó otra posibilidad que fortalecerse culturalmente desde ese nicho cultural. Esto permitió que los cultores de la época se convirtieron en creadores de identidad, iconos de una cultura y comunicadores de los valores culturales de esa singular comunidad rural.
No hay que confundir éxitos con clásicos, para podernos explicar que hay cantos clásicos que no fueron éxitos y por qué muchos éxitos no se constituyeron en clásicos. Por ahí podemos determinar que “Los caminos de la vida” puede hacer parte de los clásicos universales de la canción, más no un clásico de la música vallenata. Además, se puede afirmar que un autor no necesita componer muchas canciones para que sus obras sean tenidas como clásicos y que, por ende, el que se sea una máquina de hacer canciones no garantiza que dicho autor se convierta en un autor clásico.
Pero no hay dudas que Omar Geles es un gran protagonista de los últimos 40 años de la historia del vallenato, que contribuyó a su expansión dándole brillo a la ejecución del Acordeón, creando la
institución musical “Los diablitos”, aportándole letras de significado universal y ocupando un sitial importante dentro del grupo de los canta autores.
Fue un productor dedicado y un trabajador incansable, para quien descansar era perder el tiempo; que con su arte eliminó las diferencias sociales que dividían nuestra sociedad y generó los valores agregados que le cambiaron la vida a su familia, de cuya estirpe es el tronco o la raíz de una Dinastía Musical, de la que antes no se tenía noticias.