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PARA SUPERAR TODAS LAS PANDEMIAS: ESPERANZA, COMPROMISO Y UNIDAD

Por: Conferencia Episcopal de Colombia

Todos  conservamos  en  nuestra  memoria  las  palabras  del  Papa  Francisco  cuando, dirigiéndose  a  la  humanidad  entera,  nos  invitaba  a  tomar  conciencia  de  que  la pandemia del coronavirus desenmascara nuestra vulnerabilidad y descubre las falsas seguridades  sobre  las  que  hemos  construido  nuestra  vida  personal  y  social.   Nos decía el Santo Padre que la pandemia nos lleva a darnos cuenta de que no hemos despertado  ante  las  guerras  e  injusticias,  que  no  hemos  escuchado  el  grito de  los pobres  y  de  nuestro  planeta,  que  queremos  mantenernos  sanos  en  un  mundo  que está enfermo.

En  nuestro  país,  el  coronavirus  nos  tiene  que  llevar  a  ponernos  de  frente  a  las “pandemias”   que   nos   están   destruyendo   desde   hace   mucho   tiempo,   a   las problemáticas que no hemos podido resolver y a los grandes y graves males que no nos permiten avanzar como nación y construir el bien para todos.

Algunas  de  estas  “pandemias  históricas”  se  han  acentuado  duramente  en  este tiempo: la ya profunda brecha social, la pobreza, el desempleo, la marginación y la falta  de  oportunidades  para  las  comunidades  más  vulnerables,  las  deficiencias estructurales de los servicios de salud y de educación, la corrupción tanto pública como  privada,  el  narcotráfico  y  el  microtráfico,  el  asesinato  de  líderes  sociales  y todos  los  atentados  contra  la  vida  y  la  dignidad  humanas,  los  actos  contra  la naturaleza y la infraestructura y, sobre todo, la guerra, la violencia y la muerte en sus diversas formas y expresiones.

Sabemos  que  el  mundo  no  va  a  ser  el  mismo  después  de  esta  pandemia  del coronavirus.   Puede ser peor o mejor.   Y está en manos de todos abrir paso a los cambios que necesitamos para que sea mejor, para preparar hoy el mañana, lo cual nos   exige   asumir   -individual   y   comunitariamente-   el   compromiso   que   nos corresponde en esta hora de la historia.

Los obispos católicos de Colombia, animados por la Palabra de Dios que nos pide dar razón de nuestra esperanza (1 Pe 3,15), nos hemos reunido virtualmente para reflexionar  sobre  este  panorama  del  país  en  medio  de  la  crisis  de  la  pandemia  y sobre los desafíos que debemos asumir para superar ésta y las demás pandemias que nos  afectan.    Creemos  en  la  posibilidad  de  transformar  este  momento  difícil  y complejo en la oportunidad de construir algo nuevo y mejor para todos.  Para ello, es necesario que:

  1. Demos el  paso  hacia  la  fe  en  Dios:  su  amor  compasivo  y  misericordioso ilumina  nuestras  oscuridades  presentes  y  nos  da  la  fortaleza  espiritual  para avanzar en medio de las dificultades.   Él trae serenidad en nuestras tormentas, porque con Dios la vida nunca muere.
  1. Demos el paso hacia la esperanza: en efecto, lo que estamos viviendo no es una fatalidad irreversible, sino la posibilidad de forjar transformaciones para un mejor futuro.
  1. Demos el paso hacia la unidad: la gravedad del momento no tolera egoísmos y polarizaciones, ni búsquedas mezquinas e intereses individuales. Valoremos los esfuerzos  del  Presidente  de  la  República,  de  los  gobernantes  regionales  y locales,  de  los  militares  y  policías,  y  de  los  demás  servidores  públicos  para conducir el país en este momento, y comprometámonos seriamente todos en un proyecto común de nación.
  1. Demos el paso hacia la solidaridad: éste es uno de los mayores desafíos de esta hora.  Si la pandemia nos pide un distanciamiento físico, al mismo tiempo nos   reclama   la   mayor   cercanía   de  interés   y   de   ayuda   efectiva   ante  las necesidades que viven los demás.
  1. Demos el  paso  hacia  la  equidad:  es  tiempo  de  revisar  y  transformar  las profundas brechas en la sociedad colombiana, de eliminar las desigualdades, de reparar las injusticias y de poner en marcha iniciativas para que todos puedan acceder a los bienes básicos para una vida digna.
  1. Demos el paso hacia  la reconciliación y  la paz:  tenemos que avanzar en el arduo  pero  gratificante  camino  del  diálogo  para  lograr  que  cese  la  violencia irracional  que  se  ha  ensañado  contra  el  país,  conscientes  de  que  no  podemos tener un bienestar integral si no tenemos paz.  Sigamos clamando por una salida pacífica del conflicto armado.
  1. Demos el paso hacia la ética y el bien común: es necesario dejar atrás esa que hemos llamado “la cultura de la ilegalidad”, la mentira y el engaño, las prácticas tramposas y delictivas, y particularmente la corrupción que es un escándalo en este tiempo  porque  desvía  los  recursos  destinados  a  los  más  vulnerables  a causas particulares.  Abramos paso a la verdad y a la honestidad.

 

  1. Demos el  paso  hacia  la  familia:  es  hora  de  fortalecer  y  acompañar  a  las familias con valores, criterios, itinerarios de formación y una espiritualidad que les permitan crecer en el respeto y amor mutuos, en la capacidad de resolver sus conflictos y de permanecer unidos en el esfuerzo de construir una vida digna.
  1. Demos el paso hacia el cuidado de la casa común: es necesario reconocer que existe un vínculo profundo entre la crisis que vivimos y el abuso irresponsable de los  bienes  de  la  creación,  como  está  sucediendo  con  la  deforestación  de grandes   extensiones   de   tierra   en   nuestras   selvas   o   con   las   actividades extractivistas sin ninguna consideración con el medio ambiente.  Nos hemos de reencontrar con nuestras responsabilidades para ser custodios y administradores de los bienes de la creación, por el bien de todos, y para lograr un desarrollo sostenible e integral.

Los obispos de la Iglesia católica queremos poner este mensaje de esperanza en el corazón de cada colombiano.   Confiados en el Señor que, como buen Pastor, aunque caminemos por sendas oscuras, va con nosotros, nos conduce hacia fuentes tranquilas y repara nuestras fuerzas (cfr. Sal 22), le damos gracias por quienes, de tantas formas, están donando ejemplarmente su propia vida para ayudar a los demás en  las  familias,  en  los  centros  hospitalarios,  en  las  instituciones  educativas, en  el sector  agropecuario  y  en  tantos  otros  ámbitos  de  la  vida  económica  y  social. También le damos gracias por los sacerdotes, religiosos y fieles laicos que siguen dando testimonio de su fe y continúan sirviendo generosamente en la tarea pastoral. Le pedimos por los enfermos, por quienes han fallecido y por sus seres queridos.

Especialmente  hoy  cuando  celebramos  la  fiesta  de  Nuestra  Señora  del Rosario de Chiquinquirá, Reina y  Patrona de Colombia, invocamos su  protección sobre todos los colombianos.

Original firmado

 

+ Óscar Urbina Ortega

Arzobispo de Villavicencio

Presidente de la Conferencia Episcopal

 

 

+ Elkin Fernando Álvarez Botero

Obispo Auxiliar de Medellín

Secretario General de la Conferencia Episcopal

Bogotá, 9 de julio de 2020

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