Ultimas

MI CARIBE SABROSO Y PARRANDERO: CON SUS CUERDAS ALEGRES ES PRIMERO

Por: Alejandro Gutiérrez De Piñeres y Grimaldi

¿Has estado en alguna fiesta o parranda, cantando o bailando al son de Guitarras, Requintos o cuerdas que ejecutan los aires tropicales del Caribe colombiano? Si tu respuesta es negativa, estas “offside”, es decir, fuera de lugar, porque no sabes aún cuán delicioso es escuchar en vivo las cuerdas, de una Agrupación cuando interpreta un Paseo, un Merengue, un Porro, una Cumbia, un Calipso o cualesquiera de los tantos y variados ritmos y/o aires musicales que de allí han surgido.

 

Antes de proseguir, quiero hacer claridad, en torno a lo que considero el Caribe colombiano: no solo a esa franja territorial que abarca desde la parte más septentrional de Colombia, ubicada en la península de La Guajira hasta llegar al Urabá antioqueño y parte del norte chocoano. Y es más: ¿Quién más caribe que el archipiélago de San Andrés, Santa Catalina y Providencia? No podemos continuar marginando a nuestros compatriotas, por el hecho de estar ubicados fuera del que llamamos “territorio continental” y, con dicho argumento, tratarlos como si no fueren colombianos. Por dicho motivo, yo si los incluyo.

Y para mayores veras, es con una Agrupación de San Andrés Islas, con la cual doy comienzo a esta crónica, que van a disfrutar de principio a fin. Me voy a referir a “CREOLE GROUP”, una Agrupación netamente raizal que en su propia lengua, denominada “CREOLE” expresan sus sentimientos a través de la música.

Una lengua “CREOLE”, como así se la conoce, es un idioma que se gestó de la fusión de dos culturas. Para explicarlo más sencillamente, las lenguas creole nacen cuando los padres provenientes de una cultura les hablan a sus hijos en su segunda lengua, pero que a su vez, esta segunda lengua se convierte en la primera lengua de los niños, porque es la lengua que alberga el nuevo contexto cultural. Por ejemplo, el Creole de Jamaica se caracteriza por una gran afluencia de vocablos en inglés en una gramática africana. Muchas de las lenguas Creole nacieron en los últimos quinientos años, producto de la avasallante expansión marítima europea.

Con sus instrumentos de cuerda como la Mandolina (instrumento de cuerdas dobles, de origen italiano), 2 Guitarras, amén del Tinajón, que hace las veces de Contrabajo, y a todo ello agréguele la Quijada de Burro o Caballo, que se utiliza como una especie de Guacharaca y hasta de Clave, las Maracas y los Bongoes, se producen en conjunto sonidos maravillosos, que incitan al baile y generan mucha alegría, al compás de un Calipso, una Socca, un Mento, Reggae o Foxtrot, que le ponen picante a sus bailes de origen afro.

Y ni que decir de la sabrosura con la cual Agrupaciones de la talla del Septeto Orense (gentilicio de los nacidos en Ciénaga de Oro), con ese talento para interpretar los ritmos sabaneros, que cualquiera que oye sus notas cargadas de un sabor a yuca con suero, que de inmediato se asocia a Fandangos y Cumbiambas, o al calor de una Parranda en el patio trasero de una casa grande, sentados en taburetes o en sillas de mimbre, para degustar esa música que pone “los pelos de punta”.

Uno de los grandes Juglares de la Sabana cordobesa, indudablemente fue Pablo Flórez, y quien más que el sucesor de ese brillante hombre, fuese su hijo TAYRO FLÓREZ, el cual integró con una nómina de lujo, con la extraordinaria cantante de Porro AGLAÉ CARABALLO y el mejor Saxofonista y Clarinetista de Colombia, el Maestro CARLOS PIÑA, y eso sí, no podía faltar el estupendo Bombardino.

Y para darle continuidad a las músicas del Caribe que se ejecutan con cuerdas, que mejor que recordar al Mago del Requinto eléctrico, el no menos conocido “Burro Mocho”: NOEL PETRO. Que personaje chévere y excéntrico ha sido y continúa vigente, este músico cordobés que lleva casi cinco décadas de estar alegrando al pueblo colombiano, con ese sentido del humor que le ha caracterizado, pero de igual modo, esa música contagiosa que lleva en su sangre y que transmite en todo lugar donde está presente.

Recordemos uno de sus éxitos más sonado, por los años 60, que todo el que lo escuchaba, de inmediato buscaba pareja para disfrutarlo:

Como se puso buena la movida, los invito seguidamente para que nos traslademos a la Ciudad de los Santos Reyes del Valle Upar, porque hemos de encontrarnos nada más, ni nada menos que con Los Hijos de Sergio Moya Molina, compositor de música vallenata tradicional, que a través de su progenie ha dado continuación, a sus cantos y al legado del más puro folclor.

Como buenos conocedores del pentagrama musical de su región, este TRÍO DE ORO, que hace honor a su denominación, nos trae para este momento sabroso, un tema del ya famoso Rey Vallenato Calixto Ochoa Campo.

¡Que vaina tan sabrosa¡ esto se puso candela. Que siga la parranda, que el bolsillo manda u ordena, dijo un amigo que no cesa de mover la cadera con estos aires guapachosos. Y para que siga la guachafita, me acaba de entrar una llamada de Julio Oñate Martínez, quien me dice categóricamente: “Oye viejo, Los Hermanos Carrascal, con Millo a la cabeza, están pidiendo pista”. Como un demócrata que soy, enseguida le repliqué: Cuenta con ello.

Me encontraba en Los Campanos, en casa de mi hermano Flavio, y de pronto recordé que era hora de salir con rumbo al “Guatapurí” Centro Comercial cercano, donde había un recital de un Grupo denominado “Los Hermanos Carrillo”, jóvenes procedentes de San Juan del Cesar (Guajira), con un talento y carisma sin igual, y un estilo maravilloso en su forma de tocar. No en vano pude asistir a ese concierto que nos regalaron estos muchachos, pues poseen una creatividad, que con sus guitarras y voces, interpretan magníficamente los aires musicales del Caribe.

Tras haber escuchar las hermosas interpretaciones de Los Hermanos Carrillo, y veía con mucha satisfacción como nuestros jóvenes estaban al rescate de nuestras músicas tradicionales, agregándole elementos novedosos en el canto y la ejecución instrumental, salí rápido hacía la ciudad de Codazzi, donde se estaba efectuando el “Festival Vallenato” en Guitarra. Bastó con la primera presentación de la noche, a cargo del Grupo Castillo’s, jóvenes con una calidad extraordinaria que me permitieron entender que “hay vallenato para rato”, pues no es solo con Acordeón que nuestros aires caribeños gustan, sino también con cualesquier otro instrumento, porque la calidad y el brillo nunca se pierde.

Boquiabiertos quedamos todos los asistentes a este evento al observar cómo estos muchachos ejecutan con destreza y hacen unos solos de Guitarra, que demuestran todo lo que hay escondido para ponerlo al servicio de nuestros aires inmortales.

De regreso al Valle, tras una jornada inolvidable, al pasar por el frente de la vivienda del Compadre Clodomiro Garceránt, alcancé a escuchar los sonidos de unas guitarras, que evocaban canciones de antaño, y no pude más que detenerme. Y vaya sorpresa estaban presentes todos los integrantes del Trío “Asoviche” (Asociación de Viejitos Chéveres), quienes alegres cantaban un tema, que fue grabado por Jorge Oñate con Los Hermanos López” por allá en los años 70.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *