El cantado regreso a Colombia del exjefe paramilitar Jorge 40 tiene en expectativa a quienes tuvieron relación con él mientras fue jefe del bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), el cual operó en departamentos como Cesar, Magdalena, La Guajira, Atlántico y Bolívar. El 13 de mayo de 2008, Jorge 40 fue extraditado y partió desde la base Catam en un avión de la DEA junto a otros 13 exjefes paramilitares a EE.UU. por orden del entonces presidente Álvaro Uribe. Ayer, en esa misma central castrense, Rodrigo Tovar Pupo —como realmente se llama— volvió a Colombia y de inmediato fue capturado por miembros del CTI de la Fiscalía.
La razón de su detención: más de 1.450 casos activos ante la justicia, 35 órdenes de capturas y 38 medidas de aseguramiento señalado como determinador de decenas de masacres, desapariciones forzadas, desplazamientos forzados, entre otros crímenes de lesa humanidad. Según fuentes de la Fiscalía, Tovar Pupo permanecerá los próximos días en los calabozos del ente investigador en Bogotá mientras se define cuál será la hoja de ruta que iniciará ante los cientos de casos que aguardan su testimonio para que aclare lo que pasó durante el conflicto armado en la Costa Caribe. Entre ellos, la parapolítica y las masacres de El Salado y Bahía Portete.
La expectativa también aumenta entre quienes estuvieron con Jorge 40 delinquiendo a finales de los años noventa y principios de este siglo en la Costa Caribe. El Espectador habló hace un par de semanas con tres de ellos, que colaboraron en los cientos de masacres, homicidios, desapariciones forzadas, desplazamientos, entre otros crímenes, y hoy están libres. Concuerdan en que la figura de Jorge 40 aún tiene gran respaldo dentro de los 5 mil hombres que tuvo a su mando y con los que infundió terror en Cesar, Atlántico, Magdalena, La Guajira y Bolívar. “Es el único que puede articular, tiene liderazgo, causa. Aunque no esté dispuesto a retomar las armas, mucha gente sí le copiaría”, dice uno de sus antiguos hombres.
Sin embargo, en enero pasado, la Jurisdicción Especial para la Paz negó su sometimiento a esa justicia como excombatiente del conflicto armado y le pidió que le enviara pruebas que acrediten que financió y auspició organizaciones paramilitares desde finales del año 1996 hasta 1998. Esos delitos sí podrían ser juzgados por esa jurisdicción. “Los miembros de las Auc —incluso si llegaron a estar revestidos del estatus de combatiente— pueden comparecer solo si, antes o después de portar armas, actuaron como terceros financiadores o colaboradores”, dijo la JEP en su momento.
Además, señaló que en 2015 Tovar Pupo fue expulsado de Justicia y Paz por no aceptar su participación en crímenes de reclutamiento forzado de menores, violencia de género y secuestro, ni haber reparado a las víctimas. “El señor Rodrigo Tovar Pupo tuvo la oportunidad, en su calidad de exparamilitar, de someterse a Justicia y Paz, (…). La JEP no es una justicia subsidiaria a la de Justicia y Paz, ni un nuevo escenario de justicia transicional que pueda ser utilizado como una estrategia oportunista para evadir los procedimientos y las sanciones de la justicia ordinaria”.
Fuente: elespectador.com.co