
Otra repudiable acción del ejercito colombiano
Con el sudor propio de media jornada de trabajo escurriéndole por la frente, el campesino Lázaro M* se sentó a almorzar. Eran las 12:40 del mediodía del pasado lunes, cuando su tercer bocado se vio interrumpido por el llamado estruendoso y hasta grosero en su puerta.