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Los malos pueden cambiar a buenos

Los malos pueden cambiar a buenos

La mirada de Dios no es como la de los hombres. A nosotros nos parece difícil, sino imposible, que la gente cambie. Pero lo que a nosotros nos parece imposible, no lo es para Dios. Por eso el hombre más malvado puede acabar siendo un santo. Y viceversa. Lo peor, quizá, para poder cambiar, es escapar de la sospecha de los llamados “buenos”, la desconfianza sobre la rectitud de la conducta y las intenciones del que cambia. Ojalá no pongamos zancadillas a los que quieren caminar hacia Él, porque quieren dejar de ser pecadores.

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