Miles de colombianos se han unido a esta campaña, creada por Beatriz, para exigirle a la Superintendencia Financiera que investigue exhaustivamente los abusos de los bancos, por los “alivios” económicos que dieron al inicio de la pandemia. Una de las denuncias concretas es la siguiente:
Soy Beatriz Piñeiro Quintero, tengo 31 años y soy maestra de artes- Titiritera, nombrada provisionalmente en una entidad pública en Cali. Desde hace varios años tengo un crédito de libre inversión y otro para compra de vehículo con diferentes entidades bancarias. Siempre me he esforzado por ser responsable y cumplir con absolutamente todas mis obligaciones financieras.
Sin embargo, a finales de marzo del 2020 con el inicio de la pandemia, aunque personalmente tuve la fortuna de continuar en mi trabajo, el resto de mi familia no tuvo la misma suerte: mi compañero se quedó sin ingresos desde febrero, pues trabajaba en el sector de los eventos sociales; igual le pasó a mi padre que trabaja como independiente con su micro empresa de asuntos eléctricos y no pudo acceder a los apoyos destinados a las MiPYMES porque no cumplía los requisitos; y mi madre que cuida niñ@s, en los inicios de la pandemia no pudo seguir con su labor.
Por lo anterior, durante un buen periodo tuve que cubrir todos los gastos de mi núcleo y el de mis padres con mi salario, que de por sí ya tenía el descuento de la libranza. Esto me generó más deudas con los mismos bancos, por ejemplo, nos tocó mercar con tarjeta de crédito, entre otras. Es así como las preocupaciones por el sostenimiento de mi familia y las deudas no se hicieron esperar. Por eso, vi con gran esperanza que muchos bancos empezaron a ofrecer supuestos alivios a los colombianos que tenían créditos activos, luego de que la Superintendencia Financiera emitiera una circular al respecto.
Después de cuatro meses de aplicar los supuestos alivios, el banco con el que tenía el crédito de vehículo me informó que en julio se reanudaría el cobro. Para mi sorpresa, la cuota había crecido considerablemente. Tanto así que me vi obligada aconseguir dinero prestado con otra persona para saldar esa deuda, porque ya no tenía capacidad de endeudamiento y las cuotas mensuales eran impagables. Con relación al crédito de libranza, se aplicó el alivio hacia el mes de mayo y difirieron los intereses de los meses de “alivio” en el plazo total del crédito.
Al parecer, como en muchos casos similares al mío, los intereses de los créditos han crecido de manera absurda. También he visto que esto afecta no solo a los ciudadanos de manera individual sino a las MiPyMes. Esto a tal punto que incluso en las estadísticas que se encuentran en la página web de la mismaSuperintendencia Financiera se comprueba que en este periodo la tasa de usura a los créditos de las mipymes o microcrédito, es la más alta de los últimos 10 años, a pesar de que el fondo nacional de garantías estatal está respaldando hasta el 90% del valor de esos créditos que debían entregar sin tantos intereses a las empresas ¡Qué descaro!
Ante esta situación hice una reclamación ante los bancos, pero no ha pasado nada. Además, luego de hablar con familiares, amigos y conocidos, a todos les había pasado lo mismo con sus bancos: las cuotas habían crecido de manera pronunciada. A algunas personas parece que les han estado ampliando el número de cuotas y han hecho crecer de esta manera el peso de la deuda, con la excusa de haber dejado de pagar un periodo por los supuestos alivios o que de los periodos de gracia han estado aumentando el cobro de intereses. En otras palabras, para mí ha empezado a ser evidente que luego de los supuestos alivios económicos, los bancos se beneficiaron sistemáticamente de la situación al cobrar mucho más que antes por los mismos créditos y pagos por parte del deudor, pagos que se van por completo a los intereses y no reducen el capital.
Lo peor es que ¡el Banco de la República les entregó a los bancos 40 billones de pesos durante esta pandemia y recibió a cambio papeles de deuda pública y privada. Es decir, los bancos tuvieron tremendo alivio porque el Banco Central pagó deudas del gobierno y de gente rica.
Como colombiana estoy cansada de los abusos de los bancos y de la completa impunidad en la que se encuentran sus acciones ventajosas. Por eso hoy le pido directamente a la Superintendencia Financiera que investigue a cabalidad el cumplimiento que le dieron las entidades financieras a la circular 007 de 2020 y NO permita que los bancos nos sigan asfixiando con deudas. Cada día que pasa es un día cobrando intereses a costa de nuestros créditos y nuestros bolsillos no resistirán más.
Entiendo que la Superintendencia tiene diferentes canales de denuncia, pero he podido evidenciar cómo estos son insuficientes porque muchos consumidores no los conocen o no tienen acceso a ellos para denunciar. Además, al solucionar casos individuales NO están solucionando un problema estructural que radica en la mala fe de los alivios financieros a los que nos acogimos millones de personas. Millones de colombianos y colombianas que seguimos siendo víctimas del mismo engaño y que no tenemos alternativa más que doblegarnos ante el poder avasallador de los banqueros y seguir luchando contra deudas impagables.
Por favor, unámonos para lograr que la Superintendencia nos escuche. El poder de los banqueros no puede vencer al poder de la ciudadanía.