Ultimas

Cien años de Ernestina Soledad Pumarejo de Cabas: Tina Cabas

Por: Rosana Cabas Sánchez 

Hoy celebramos el centenario del natalicio de mi abuela Ernestina ‘Tina’ Pumarejo de Cabas, quien nació en Atanquez un 15 de septiembre de 1920. Hija de una mujer atanquera, Dilia del Rosario Pumarejo Arias, y falleció el 8 de septiembre de 2004, hace 14 años, en Valledupar. Sus hermanos fueron Ernesto y Hermes Pumarejo Hernández, este último primer médico ginecólogo de Valledupar, graduado en Argentina y por muchos años director del Hospital Rosario Pumarejo de López.

‘Tina’ se casó en 1940 con Ángel Manuel Cabas Fragoso con quien tuvo 11 hijos: Milciades Rodolfo (Qepd), Ángel Enrique (Jique), Álvaro de Jesús, Carlos Alberto, Maritza, Imelda, Dilma, Estela, Elizabeth, María Inés y Luz Ángela. Un hogar que se instaló en el barrio Cañaguate sobre la carrera 7 o Calle del Cesar. Mi abuelo Ángel Manuel fue alcalde de Valledupar en el periodo del presidente Laureano Gómez 1953 y diez años más tarde fue asesinado un 16 de noviembre de 1963, dejando una mujer viuda y sus 11 huérfanos. Situación que tuvo que enfrentar ‘Tina’ con coraje, decisión y valentía.
Tras la muerte de mi abuelo, mi padre Rodolfo quien terminaba sus estudios de bachillerato en Medellín, se devolvió a Valledupar para asumir su rol de hermano mayor y ayudar a su madre en la crianza de sus otros hermanos. También crió ‘Tina’ a su sobrina Cecilia Pumarejo (hija de Ernesto) desde los cinco años y más tarde a sus nietos “los mellos” desde los seis meses. Es precisamente ‘Rodo’, quien comienza a llevar a su casa materna a músicos de la época, cosa que a ‘Tina’ le agradó mucho y comenzaron las conocidas parrandas vallenatas con personajes como Carlos Huertas, Jaime Molina, Rafael Escalona, Rafael Orozco, Jorge Oñate, Colacho Mendoza, Los Hermanos Zuleta, Hernando Marín, Leandro Díaz, Andrés Becerra, Pedro García, Hugues Martínez y Gustavo Gutiérrez, entre otros, con los cuales la familia mitigó las penas por la pérdida de la figura paterna.
Para ‘Tina’ la música y las parrandas vallenatas fueron una forma de vida, pero era también la sana manera de tener en su casa a sus hijos y alejarlos de los peligros de la calle. Por eso fue la madre alcahueta de sus muchachos y sus amigos y una ‘Dama del Folclor’ donde las puertas de su casa y su corazón estaban siempre abiertas de par en par, para recibir a músicos y parranderos.
Canción: Abrazo Guajiro/ Carlos Huertas https://youtu.be/-PYEdzqI-AY

Con el paso de los años se afianzó la amistad de la familia Cabas Pumarejo con los hermanos Zuleta Díaz, las parrandas, los consejos, el compadrazgo, las composiciones musicales de mi tío Álvaro, la camaradería entre ellos y el afecto por ‘Tina’ se engrandeció hasta considerarla como una madre, así lo expresó el cantante ‘Poncho’ Zuleta cuando la saluda en la canción Olvídame de Leandro Díaz: “Ayyy ‘Tina’ Cabas, casi mi mama”.

Canción: Olvídame/ Leandro Díaz https://youtu.be/U93sG_t9z3

La crianza y la educación de sus hijos fueron fundamentales para mi abuela y a ello se dedicó. Los recursos que le dejó mi abuelo trataba de multiplicarlos para sostener a sus críos. El gusto y amor por nuestro folclor llevó a sus hijos a aprender a interpretar los instrumentos de la trilogía vallenata: Rodolfo, la caja; Jique, la guacharaca; y Álvaro, el acordeón, quien además se volvió compositor de hermosas melodías vallenatas con las que serenateaba a sus enamoradas y le cantaba al folclor que tantas satisfacciones le daba.

Canción: Cantor del Valle/ Álvaro Cabas  https://youtu.be/ZvhaPYxpwjc
Tina’ era de esas mujeres vallenatas fieles a sus costumbres, y tradiciones, las cuales les trasmitía a sus hijos. Devota de la virgen del Rosario, en su casa se levantaban altares a la patrona de Valledupar, miembro de la hermandad del Sagrado Corazón de Jesús y Dama Rosada del Hospital, donde se le brinda ayuda a los niños y madres de escasos recursos económicos.

En el 2004, para la fiesta de la virgen del Rosario, la visité en su casa y después en una columna de El Pilón escribí: “mis ojos no podían creer lo que veían, era un 29 de abril, mañana de alborozo para los devotos, como mi abuela, quien permanece sentada en una silla, débil, cansada y vencida por los años. Me parece verla con su suave andar doblar la esquina para echar un vistazo a los inquilinos que habitaban algunas propiedades o simplemente para saludar al vecindario. Extraño su voz delicada y pausada dando consejos u observaciones para alguno de los de su casa. Dios ha querido conservar ¿por cuántos años más? No se sabe, a esta dama, matrona y orientadora de una familia raizal, costumbrista y apreciada en nuestro querido Valle”. Pero ese mismo año nos abandonó, dejando tantos recuerdos y momentos agradables que vivió con sus hijos, nietos y bisnietos.

En su despedida, mi padre Rodolfo Cabas escribió unas palabras para ‘Tina’ la “benemérita guerrera, la reina del hogar”: “Justamente era el destino incierto de tu nombre el que te conminaría a vivir lejos de los encantos del mundo terreno. Sería el pesar y la melancolía a la ausencia prematura de mi padre. Pero Dios dispuso para ti muchas satisfacciones y el futuro se encargaría de clarificar la certeza. Crecida como gigante, hasta llegaste a responder por el daño que nos hubiera podido pasar y que nuestra candidez de niño no comprendía. Por eso te condecoramos como la mejor celadora del mundo.
Llegaste al mundo en los precisos instantes en que se desconocía la maldad, en que la inocencia era silvestre y tenía su misión específica en tu mundo de mujer, porque tus atributos estaban reservados en el cumplimiento del deber, porque un destino sabía que cuidarías de nuestros derechos, haciéndonos hombres de bien en el campo de batalla de la vida.Fuiste la fiera en celo que se lanza a defender a sus cachorros cuando presume el peligro. Dios te bendiga madre”

Canción: Sendero de Ilusiones/ Álvaro Cabas https://youtu.be/1HolJGAttjI

Abuela ‘Tina’ fuiste grande, valerosa, llena de virtudes y amor para los tuyos y para quienes te conocieron. Fuiste padre y madre de tus hijos quienes te adorarán eternamente. Una defensora de folclor y la cultura vallenata. Tus hijos y tus nietos seguiremos ese legado y esa tradición para perpetuar tu memoria.
Si Consuelo Araújo fue ‘La Cacica’, tú abuela, fuiste ‘La Dama del Folclor’ la que le brindó su casa, su respaldo y apoyo a los amantes de nuestra música tradicional, cuando nadie en la sociedad aceptaba como propio el vallenato. Por eso y tantas cosas buenas de tu vida alegre y servicial serás siempre amada y recordada.
¡¡FELIZ CENTENARIO PARA ‘TINA’ CABAS!!!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *